miércoles, 8 de septiembre de 2010

la casa

La casa
1984 había sido un año de mierda. Antes del infarto,me habían operado la espalda; y Helena había perdidoun niño a medio hacer. Cuando Helena perdió el niño,se nos secó el rosal de la terraza. Las demás plantastambién murieron, todas, unas tras otras, a pesar deque las regábamos cada día.La casa parecía maldita. Y sin embargo, Nani y AlfredoAhuerma habían estado allí, por unos días, y al irse ha-bían escrito en el espejo:En esta casa fuimos felicesY también nosotros habíamos encontrado la alegríaen esa casa ahora jodida por la mala racha, y la alegríahabía sabido ser más poderosa que la duda y mejor quela memoria, así que esa casa entristecida, esa casa ba-rata y fea, en un barrio barato y feo, era sagrada


domingo, 11 de julio de 2010

Conductas imitativas

Ya estuve ahi, uno le gusta a la gente hasta que deja de gustarle.
No tiene  sentido esperar a que pase.
Es mejor acelerarlo y  pasar directo a un lugar mas seguro.

lunes, 17 de mayo de 2010

martes, 4 de mayo de 2010

tiran frases ingeniosas y enigmaticas por toda red social posible para captar la atencion de alguien y que finalmente los miren,  se interesen en ellos. pero no pasa, a nadie le importa y a mi tampoco. eso que antes era una luz de bengala que te llevaba a rescatarlos de su soledad ahora es una warning sign

jueves, 25 de marzo de 2010

aire y luz y tiempo y espacio


'sabes, yo tenía una familia, un trabajo, algo
siempre estaba
en el medio
pero ahora
he vendido mi casa, he encontrado este
lugar, un estudio amplio, deberías ver el 
espacio y
la 
luz
por primera vez en mi vida voy a tener el lugar
y el tiempo
para
crear

no, nene, si vas a crear
vas a crear trabajando
16 horas al día en una mina de carbón
o
vas a crear en una habitación con tres chicos
mientras estás
desocupado,
vas a crear aunque te falte parte de tu mente y de
tu cuerpo.
vas a crear ciego
mutilado
loco.
vas a crear con un gato trepando por tu
espalda mientras
la ciudad entera tiembla, con terremotos, bombardeos,
inundaciones y fuego.
nene, aire y luz y tiempo y espacio
no tienen nada que ver con esto
y no crean nada
excepto quizá una vida más larga para encontrar
nuevas excusas

jueves, 11 de marzo de 2010

martes, 9 de marzo de 2010


Un dia despues/(despues de vos ) /crucÉ los dedos. /la barca paso/y el rio quedo, al fin, quieto./solo un tiempo fue/que ayudo a pasar un buen rato/Un castillo de naipes que cayo/y palabras baratas./En el aire entre los dos/brillo una copa rota/mala suerte, mi palma dio destino obscuro./Un dulce licor del romero fue /la mala idea loca/te vas a enterar por esta cancion /para el carioca./No sueño mas con vos/ya cayo otra flor del cielo/te voy a robar esta cancion de amor/y de consuelo./A la suave luz de la luna/vi tu espalda/hay un lugar alli para  mis huellas/y un lunar nocturno/Apostamos mal/Serás más felíz vagabundeando/muy poco amable fui/nada nuevo ví en tus ojos.

jueves, 4 de marzo de 2010

La levedad y el peso.





La idea del eterno retorno es misteriosa y con ella Nietzsche dejó perplejos a los demás filósofos: ¡pensar que alguna vez haya de repetirse todo tal como lo hemos vivido va, y que incluso esa repetición haya de repetirse hasta el infinito! ¿Qué quiere decir ese mito demencial?

El mito del eterno retorno viene a decir, per negationem, que una vida que desaparece de una vez para siempre, que no retorna, es como una sombra, carece de peso, está muerta de antemano y, si ha sido horrorosa, bella, elevada, ese horror, esa elevación o esa belleza nada significan. No es necesario que los tengamos en cuenta, igual que una guerra entre dos Estados africanos en el siglo catorce que no cambió en nada la faz de la tierra, aunque en ella murieran, en medio de indecibles padecimientos, trescientos mil negros.

¿Cambia en algo la guerra entre dos Estados africanos si se repite incontables veces en un eterno retorno?

Cambia: se convierte en un bloque que sobresale y perdura, y su estupidez será irreparable.

Si la Revolución francesa tuviera que repetirse eternamente, la historiografía francesa estaría menos orgullosa de Robespierre. Pero dado que habla de algo que ya no volverá a ocurrir, los años sangrientos se convierten en meras palabras, en teorías, en discusiones, se vuelven más ligeros que una pluma, no dan miedo. Hay una diferencia infinita entre el Robespierre que apareció sólo una vez en la historia y un Robespierre que volviera eternamente a cortarle la cabeza a los franceses.

Digamos, por tanto, que la idea del eterno retorno significa cierta perspectiva desde la cual las cosas aparecen de un modo distinto a como las conocemos: aparecen sin la circunstancia atenuante de su fugacidad. Esta circunstancia atenuante es la que nos impide pronunciar condena alguna. ¿Cómo es posible condenar algo fugaz? El crepúsculo de la desaparición lo baña todo con la magia de la nostalgia; todo, incluida la guillotina.

No hace mucho me sorprendí a mí mismo con una sensación increíble: estaba hojeando un libro sobre Hitler y al ver algunas de las fotografías me emocioné: me habían recordado el tiempo de mi infancia; la viví durante la guerra; algunos de mis parientes murieron en los campos de concentración de Hitler; ¿pero qué era su muerte en comparación con el hecho de que las fotografías de Hitler me habían recordado un tiempo pasado de mi vida, un tiempo que no volverá?

Esta reconciliación con Hitler demuestra la profunda perversión moral que va unida a un mundo basado esencialmente en la inexistencia del retorno, porque en ese mundo todo está perdonado de antemano y, por tanto, todo cínicamente permitido. (p.7-8)



Si cada uno de los instantes de nuestra vida se va a repetir infinitas veces, estamos clavados a la eternidad como Jesucristo a la cruz. La imagen es terrible. En el mundo del eterno retorno descansa sobre cada gesto el peso de una insoportable responsabilidad. Ese es el motivo por el cual Nietzsche llamó a la idea del eterno retorno la carga más pesada (das schwerste Gewicht).



Pero si el eterno retorno es la carga más pesada, entonces nuestras vidas pueden aparecer, sobre ese telón de fondo, en toda su maravillosa levedad.

¿Pero es de verdad terrible el peso y maravillosa la levedad?

La carga más pesada nos destroza, somos derribados por ella, nos aplasta contra la tierra. Pero en la poesía amatoria de todas las épocas la mujer desea cargar con el peso del cuerpo del hombre. La carga más pesada es por lo tanto, a la vez, la imagen de la más intensa plenitud de la vida. Cuanto más pesada sea la carga, más a ras de tierra estará nuestra vida, más real y verdadera será.

Por el contrario, la ausencia absoluta de carga hace que el hombre se vuelva más ligero que el aire, vuele hacia lo alto, se distancie de la tierra, de su ser terreno, que sea real sólo a medias y sus movimientos sean tan libres como insignificantes.

Entonces, ¿qué hemos de elegir? ¿El peso o la levedad?

Este fue el interrogante que se planteó Parménides en el siglo sexto antes de Cristo. A su juicio todo el mundo estaba dividido en principios contradictorios: luz-oscuridad; sutil-tosco; calor-frío; ser-no ser. Uno de los polos de la contradicción era, según él, positivo (la luz, el calor, lo fino, el ser), el otro negativo. Semejante división entre polos positivos y negativos puede parecernos puerilmente simple. Con una excepción: ¿qué es lo positivo, el peso o la levedad?

Parménides respondió: la levedad es positiva, el peso es negativo.

¿Tenía razón o no? Es una incógnita. Sólo una cosa es segura: la contradicción entre peso y levedad es la más misteriosa y equívoca de todas las contradicciones. (p. 9)



miércoles, 3 de marzo de 2010

AZUL NO

ella me llamo desde lejos,
"nunca podía discutir con vos",
me dijo,
"siempre te ibas.
mi esposo no es así,
se me pega como plasticola.
y me golpea".

"nunca creí en las discusiones",
dije, "no hay nada que discutir".

"estás equivocado", dijo ella, "deberías
tratar de comunicarte".

"comunicar es una palabra abusada, como
amor", le dije.

"¿pero no creés que dos personas pueden
amar?", preguntó.

"no si tratan de comunicarse",
le contesté.

"estás hablando como un boludo",
dijo ella.

"estamos discutiendo",
dije.

"no", dijo ella, "estamos tratando de
comunicarnos".

"me tengo que ir", dije.
corté y descolgué el teléfono.
me quedé mirándolo.

lo que ellas no entendían era que
a veces no hay nada que salvar
excepto la reivindicación personal del
propio punto de vista
y que eso era lo que iba a causar
ese flash blanco y cegador
uno de estos días

domingo, 28 de febrero de 2010

Pero.

La máscara cae, Anny sonríe.
—No estoy nada triste. A menudo sentí asombro, pero me equivocaba: ¿por qué
había de estar triste? En otros tiempos fui capaz de pasiones bastante hermosas.
Odié apasionadamente a mi madre. Además a ti —dice con desafío— te amé
apasionadamente.
Espera una réplica. No digo nada.
—Todo eso se acabó, por supuesto.
—¿Cómo puedes saberlo?
—Lo sé. Sé que nunca más encontraré nada ni nadie que me inspire pasión. Tú
sabes que ponerse a querer a alguien es una hazaña. Se necesita una energía, una
generosidad, una ceguera... Hasta hay un momento, al principio mismo; en que es
preciso saltar un precipicio; si uno reflexiona, no lo hace. Sé que nunca más saltaré.

jueves, 18 de febrero de 2010

La nausea ( fragmento)

Qué lejos de ellos me siento, desde lo alto de esta colina. Me parece que
pertenecen a otra especie. Salen de las oficinas, después de la jornada de trabajo,
miran las cosas y las plazoletas con aire satisfecho, piensan que es su ciudad, “una
hermosa ciudad burguesa”. No tienen miedo, se sienten en su casa. Nunca han visto
otra cosa que el agua domeñada que sale por los grifos, la luz que surge de las
bombitas cuando se hace presión en el interruptor, los árboles mestizos, bastardos,
sostenidos con horquetas. Cien veces por día tienen la prueba de que todo se hace
mecánicamente, que el mundo obedece a leyes fijas e inmutables. Los cuerpos
abandonados en el vacío caen todos a la misma velocidad, el jardín público se cierra
todos los días a las dieciséis en invierno, a las dieciocho en verano, el plomo se funde
a 335°, el último tranvía sale del Ayuntamiento a las veintitrés y cinco. Son apacibles,
un poco taciturnos, piensan en Mañana, es decir, simplemente, en un nuevo hoy; las
ciudades sólo disponen de una sola jornada que se repite, muy parecida, todas las
mañanas. Apenas la adornan un poco los domingos. Imbéciles. Me repugna pensar
que volveré a ver sus caras gruesas y tranquilas. Legislan, escriben novelas
populistas, se casan, cometen la extrema estupidez de tener hijos. Entre tanto, la gran
naturaleza vaga se ha deslizado en la ciudad, se ha infiltrado en todas partes, en sus casas, en sus oficinas, en ellos mismos. No se mueve, permanece tranquila, y los
hombres están bien metidos dentro, la respiran y no la ven, se imaginan que está
afuera, a veinte leguas de la ciudad. Yo veo esa naturaleza, yo la veo... Sé que su
sumisión es pereza, sé que no tiene leyes: lo que ellos toman por constancia... Sólo
tiene hábitos y puede cambiarlos mañana.
¿Y si sucediera algo? ¿Si de golpe se pusiera a palpitar? Entonces comprenderían
que está aquí y les parecería que el corazón iba a estallarles. ¿Entonces de qué les
servirían sus diques y sus murallas, y sus centrales eléctricas, sus altos hornos, sus
prensas hidráulicas? Puede suceder en cualquier momento, quizá en seguida; éstos
son los presagios. Por ejemplo, un padre de familia de paseo vera acercársele, por la
calle, un guiñapo rojo como empujado por el viento. Y cuando el guiñapo esté muy
cerca, verá que es un trozo de carne podrida, manchada de polvo, que se arrastra
reptando, brincando, un pedazo de carne torturada que rueda por las alcantarillas
proyectando espasmódicos chorros de sangre. O una madre mirará la mejilla de su
hijo y le preguntará: “¿Qué tienes ahí? ¿Un grano?” y verá que la carne se hincha, se
resquebraja un poco, se entreabre, y en el fondo de la grieta aparecerá un tercer ojo,
un ojo risueño. O sentirán suaves roces en todo el cuerpo, como las caricias que los
juncos hacen a los nadadores en la ribera. Y sabrán que sus ropas se han convertido
en cosas vivas. Y otro encontrará que algo le raspa en la boca. Y se acercará a un
espejo, abrirá la boca; y su lengua se habrá convertido en un enorme ciempiés vivo,
que agitará las patas y le arañará el paladar. Querrá escupirlo, pero el ciempiés será
una parte de sí mismo y tendrá que arrancárselo con las manos. Y aparecerán
multitud de cosas para las cuales habrá que buscar nombres nuevos: el ojo de piedra,
el gran brazo tricornio, el pulgar-muleta, la araña-muleta. Y aquél que esté dormido en
su buena cama, en su dulce cuarto caliente, se despertará desnudo en un piso
azulado, en un bosque de vergas zumbantes, erguidas, rojas y blancas, hacia el cielo,
como las chimeneas de Jouxtebouville, con grandes testículos medio salidos de tierra,
velludos y bulbosos, como cebollas. Y revolotearán pájaros alrededor de estas vergas y las picotearán y las harán sangrar. El esperma correrá lenta, dulcemente, de esas
heridas, esperma con sangre, vidrioso y tibio, con burbujitas. O no sucederá nada de
todo esto, no se producirá ningún cambio apreciable, pero una mañana, al abrir las
celosías, las gentes quedarán sorprendidas porque las cosas estarán pesadamente
rasgadas de una especie de sentido horrible, como si esperaran. Nada más que esto;
pero por poco que dure, habrá cientos de suicidios. ¡Bueno, sí! Que esto cambie un
poco, para ver; no pido otra cosa. Entonces veremos a otros bruscamente sumidos en
la soledad. Hombres solos, completamente solos, con horribles monstruosidades,
correrán por las calles, pasarán pesadamente delante de mí, con los ojos fijos,
huyendo de sus males y llevándolos consigo, con la boca abierta y su lengua-insecto
batiendo las alas. Entonces lanzaré una carcajada, aunque mi cuerpo esté cubierto de
sucias costras opacas que se abrirán en flores de carne, en violetas, en ranúnculos.
Me apoyaré en una pared y les gritaré al pasar: “¿Qué habéis hecho de vuestra
ciencia? ¿Qué habéis hecho de vuestro humanismo? ¿Dónde está vuestra dignidad
de cañas pensantes?” No tendré miedo, o por lo menos no más que en este
momento. ¿Acaso no será siempre existencia, variaciones sobre la existencia? Todos
esos ojos que devorarán lentamente un rostro, estarán de más, sin duda, pero no más
que los dos primeros. La existencia es lo que temo

domingo, 14 de febrero de 2010

Calle del Sena

calle del sena a las diez y media
de la noche
en una bocacalle
un hombre titubea.. un hombre joven
con sombrero
impermeable
una mujer lo zamarrea...
lo zamarrea
y le habla
y el menea la cabeza
su sombrero esta torcido
y el sombrero de la mujer esta a punto de caer hacia atras
los dos estan muy palidos
el hombre desea realmente marcharse..
los dos estan muy palidos
el hombre desea realmente marcharse..
desaparecer.. morir
pero la mujer tiene fuertes deseos de vivir
y su voz
su voz que susurra
no se puede evitar orila
es lamento
orden..
grito..
una voz tan avida..
y triste
y viva
una recien nacido enfermo que tirita sobre una tumba en algun cementerio en invierno..
el grito de alguien que se apreto los dedos con una puerta..
una cancion
una frase
siempre la misma
una frase
repetida..
sin descanso..
sin respuesta..
el hombre la mira sus ojos dan vueltas
hace ademanes
como un ahogado
y la frase vuelve
en el cruce de la calle del sena y otra calle
la mujer insiste
sin cansarse..
insiste en su pregunta inquieta
llaga imposible de curar
Pedro dime la verdad
Pedro dime la verdad
quiero saberlo todo..
dime la verdad..
pregunta estupida y tremenda
Pedro no sabe que responder
esta perdido
ese que se llama Pedro
tiene una sonrisa que el querria tierna
y repite
vamos calmate estas loca
pero no sabe cuanta verdad hay en sus palabras
pero no ve
no puede ver
como la sonrirsa tuerce su boca de hombre..
se ahoga
esta prisionero
encarcelado por sus promesas..
le piden cuentas...
frente a el..
una maquina de hacer cuentas
una maquina de escribir cartas de amor
una maquina para sufrir
lo aferra..
se cuelga de el..
Pedro dime la verdadGuardar ahora

Jacques Prevert


lunes, 8 de febrero de 2010

Hagamos un trato

Con respecto a
estos rios de mierda
que corren a traves de mi cerebro, capitan
Walrus, solo puedo decir que dificilmente
los entienda y rezaria
un monton de AVE MARIAS
para ponerles freno.
incluso volveria a vivir con esa puta
del corazon de lata solo
para sacar estos rios de mierda de mi cerebro, capitan walrus, pero
por supuesto
nunca dejaria de jugar a los caballos o
de tomar
pero
capitan
para sacar estos rios de su curso
te prometeria no comer
huevos nunca mas y
afeitarme la cabeza y las bolas, viviria
en el estado de delaware e incluso
me forzaria a sentarme y ver una pelicula
entera donde trabaje cualquier miembro
de la familia fonda.
Pensalo, capitan walrus, el
durazno esta en la torta y la sombrilla se inclina
al viento del oeste
tengo que hacer algo al respecto..
parece que esto nunca para.
el infierno de cada hombre esta en un lugar diferente: el mio esta justo
aca arriba,
detras
de mi cara arruinada.